Fotografía Jordi Perales
El 8 de abril es el Día Internacional del Pueblo Gitano y se conmemora la fecha del Primer Congreso Mundial Romero celebrado en Londres el 8 de abril de 1971 en el que se instituyó la bandera y el himno gitano.
Para poder hablar del pueblo gitano y vivienda nos hemos reunido con Jordi Eduard Perales i Giménez ( @jordiedu ), gitano criado en La Garriga, con un buen eco en Twitter a partir de su historia personal y que encontramos cada dos jueves en el programa Tot se mueve de TV3.
Jordi es licenciado en Ciencias Políticas y Máster en lengua y cultura chinas.
ViviendaSocial.org: Jordi, ¿qué es ser gitano?
Jordi Perales: Esta pregunta no es fácil de responder, porque el gitanismo se vive de muchas formas, sobre todo en las familias que viven fuera de las comunidades gitanas. Pienso que el gitanismo se ha creado mucho desde el estereotipo, que si bien tiene una parte de realidad, no la explica completamente y generaliza.
Creo que el gitanismo se vive actualmente en forma de resistencia, durante muchos años la reivindicación ha servido para protegerse y ha creado comunidades más cerradas y endogámicas. Otros gitanos consideran que no es sólo eso que los define, entonces el gitanismo se vive en casa, pero afuera no se presentan como gitanos. El miedo y el estigma alimentan estos comportamientos.
HS: Así pues hay dos cosas autoexclusión y racismo, ¿y uno alimenta a la otra?
JP: Sí, actualmente lo que define la identidad gitana, en mi opinión, es la idea de que el mundo está en mi contra y no está hecho para mí. Es una actitud de resistencia. Pero si sales de ese marco mental resulta más complicado explicar que es ser gitano. Para mí es identidad familiar.
HS: Así pues nos estamos moviendo todo el rato en el estereotipo, que por cierto están alimentando a los medios de comunicación con ciertos tipos de programas?
JP: Sí, por supuesto. Lo que está teniendo mucha importancia ahora en el pueblo gitano es la Iglesia Evangélica y es a partir de ésta que algunos construyen la identidad gitana actualmente.
HS: ¿Y aparte de eso?
JP: La familia gitana no es tan diferente a la paya. Ambas viven bajo el patriarcado, pero el pueblo gitano vive con mucha desconfianza. Hay desconocimiento mutuo: ¿cuántos tipos han entrado en casa de un gitano? y ¿cuántos gitanos en casa de un tipo? Se hace lo mismo, se ve la misma… Yo he vivido en un ambiente tipo y en un gitano y es lo mismo, no hay diferencia.
HS: ¿Cómo es actualmente una familia gitana?
JP: Pues muy similar a una paya: las parejas tienen menos hijos, ya no pueden mantenerse. En un piso normalmente vive un matrimonio con un par de hijos y, como mucho, los abuelos. La mujer gitana está totalmente integrada en el mercado laboral, se necesitan dos sueldos para sacar a la familia adelante. La diferencia es la situación de precariedad y el trabajo en el mercado no regulado.
HS: ¿Y el acceso a la vivienda ?
JP: Aquí hay dos grupos. Hay un grupo, calculo que un 30%, que llevan muchos años en Cataluña y están mejor, viven en barrios como Hostafrancs, Gràcia, etc.
El otro 70% es fruto de la ola migratoria de la posguerra. Este grupo ha tenido mayores dificultades y hasta los años 90 no lograron “acumulación de capital”. Por eso el acceso a la vivienda les ha sido más complicado. Han vivido una situación de trabajo muy precario y mucho racismo en el mercado laboral.
Cabe recordar que antes de la Guerra Civil la convivencia y la participación en la vida pública de los gitanos era usual y evidente: recordemos a Helios Gómez (PCE) o Mariano M. Váquez (CNT), y que es a partir del Franquismo que se vuelve a perseguir y estigmatizar al pueblo gitano.
Pero es la precariedad laboral lo que dificulta la acumulación de capital.
HS: ¿Y el tema de la educación?
JP: Sí claro, no tener suficiente formación no ayuda nada. Los gitanos tienen miedo a la escuela, creen que quieren quitarles la gitanidad a sus hijos. Y esto también tiene consecuencias en la gestión de los bienes.
En una familia paia, en general, los hijos ven cómo sus padres y abuelos han tenido corderos y cómo los han gestionado. Esta formación realizada en el ámbito familiar y sin complemento en la escuela hace a los gitanos que empiezan a tener pisos no hagan una gestión adecuada.
HS: ¿Hay racismo a la hora de alquilar una vivienda?
JP: Por supuesto, mi primo trabaja y tiene dinero para pagar un alquiler, pero ha tenido que ocupar porque nadie quiere alquilarle un piso. Yo le he acompañado a visitar pisos, y en una ocasión nos cerraron literalmente la puerta a las narices. Él tiene una fisionomía que le delata. En cualquier caso los gitanos no ocupan más que otros colectivos, pero volvemos al estereotipo…
HS: ¿Piensas que se necesitan políticas de vivienda dirigidas al pueblo gitano?
JP: No, en ningún caso. Lo que sí debemos hacer es decir la nuestra, tener voz, participar y proponer en las políticas públicas. No podemos ser excluidos.
Hasta ahora las acciones de las administraciones han sacado de los asentamiento chabolistas -actualmente sólo un 2% de los gitanos viven en él- y se han trasladado a barrios como La Mina, San Roque, La Florida que han sido edificados con este objetivo. Pero hacer políticas específicas para gitanos hace la reacción defensiva que antes comentábamos.
Lo que hace falta es hacer vivienda social para todos.
HS: Gracias Jordi, y buenos días del Pueblo Gitano.
JP: Gracias.
