Día mundial de la pobreza energética

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A principios de los años noventa del pasado siglo, Brenda Boardman definió la pobreza energética como la “incapacidad de un hogar para obtener la cantidad adecuada de servicios de energía por el 10% de la renta disponible”.

Sin embargo, actualmente no existe un estándar europeo para definir la pobreza y cada Estado miembro es el responsable de su definición.

Por otra parte, la OMS afirma que la dificultad de mantener un hogar a una temperatura, humedad y niveles de CO 2 adecuados afecta directamente a la salud y puede generar enfermedades de distinta consideración, especialmente a los colectivos más vulnerables: personas mayores, embarazadas y niños y lactante. Por tanto, podríamos encontrar un cierto acuerdo en calificar la pobreza o precariedad energética como la dificultad o la incapacidad económica de mantener la vivienda en unas condiciones adecuadas que no afecten a la salud de las personas que viven en ella.

«La pobreza energética provoca problemas de salud física y mental»

Entre los riesgos que la pobreza energética supone para la salud encontramos que vivir en una vivienda con temperaturas inadecuadas –especialmente frías en invierno- y con hongos y humedades multiplica el riesgo de padecer enfermedades como asma, artritis, bronquitis, rinitis alérgica, neumonitis y aspergillosis broncopulmonar alérgica, reumatismo, depresión, ansiedad.. y de aumentar la mortalidad en personas mayores de 60 años por enfermedades cardiovasculares y respiratorias.

Provocada por la pobreza, la poca eficiencia energética, el precio de la vivienda y, sobre todo, de los elevados precios de la energía , la pobreza energética también supone un endeudamiento de las familias y fuertes impactos sobre la salud mental .

Llegada una situación de precariedad económica o pobreza una familia debe elegir entre pagar alquiler, alimentación… o pagar los suministros que le permitan tener unos niveles de temperatura y humedad adecuados. (Sobre) vivir en este entorno económico y social es realmente difícil y complejo para muchas personas.

Desde la Fundación hace tiempo que velamos por mantener nuestras viviendas el máximo de eficientes y confortables, reduciendo todo lo posible el consumo energético con el objetivo de ser lo más sostenibles posibles.

Por este motivo en 2017 iniciamos un proyecto de sensorización de vivienda social impulsado por la Mesa del Tercer Sector con la colaboración de CELLNEX Telecom .

El objetivo del proyecto era, y siguen siendo, obtener datos concretos que nos permitan aportar análisis y dar respuestas y mejoras individualizadas a cada problema, vivienda y familia a la que acompañamos.

El objetivo de la Fundación F. de la Vivienda Social es sensorizar 40 nuevas viviendas cada año con el objetivo de minimizar el impacto de la pobreza energética en las familias atendidas por la Fundación.


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