Foto de Karen Abé
Por Karen Abé , educadora social de la Fundación Vivienda Social
Quiero compartir un ejemplo de práctica de intervención que hemos realizado este año con una familia que entró en el proyecto Oikos en 2022.
La familia había hecho la demanda de poder mejorar el estado de la cocina de la vivienda, ya que era una cocina muy antigua y con el mobiliario desgastado por su uso. Pero los recursos económicos de la Fundación -que son finitos- no nos permitían priorizar esta demanda de arreglo por cuestiones presupuestarias.
Todo apuntaba a que ésta sería una situación con difícil resolución, pero surgió la magia de la escucha activa y de la colaboración entre áreas y la familia.
La familia me pidió que se tuvieran en cuenta sus propias trayectorias, ya que la pareja tenía formación y experiencia profesional necesarias para poder hacerse cargo de la obra con garantías, y estaban dispuestos a poder ofrecerles de su experiencia y tiempo para poder realizar esta labor si la Fundación facilitaba los materiales.
Así pues, trasladé la propuesta al área de Gestión Patrimonal y que finalmente la aceptó.
En cuestión de dos semanas, Abdel e Ibtissam pudieron arreglar la cocina de la vivienda en la que todavía vivirán durante un tiempo con sus dos hijos, Islam y Fátima, que son el motor que les impulsa día a día.
“Mejorar el estado de la vivienda nos hace sentir que dejamos una parte de nosotros ya la vez hemos contribuido a la misión de la entidad, ya que cuando nosotros se vayamos podrán disfrutar nuevas familias.”
Abdel e Ibtissam
A nivel económico, estimamos que la Fundación ha ahorrado entre un 30 y un 40% el coste de una obra con la participación de la familia en la reforma.
Desde la visión socioeducativa, pienso que es necesario poner en valor este tipo de prácticas ya que, por un lado, dan la oportunidad de trabajar codo con codo las diferentes áreas de la entidad y la familia por un fin común concreto y, por otra, nos acercan a un enfoque de intervención con una mirada mucho más amplia de las personas atendidas, poniendo en valor sus potencialidades y dándoles la posibilidad de desempeñar un rol más proactivo, que estoy convencida de que ayuda a su propio proceso de recuperación plena.
Sólo me queda dar las gracias a todas las personas que han posibilitado esta experiencia.
¡Por muchas otras prácticas compartidas más!
